Los primeros años en la vida de un niño dejan huellas para siempre. Un estudio del Centro del Desarrollo del Niño de la Universidad de Harvard indica que el 85 % del cerebro humano se desarrolla en los primeros 5 años de vida de una persona.
Una educación inicial de calidad puede establecer las bases para fortalecer el desarrollo cognitivo, socioemocional y psicomotriz; y por lo tanto, contribuir a que la persona logre su máximo potencial.
Estudios psicológicos del liderazgo han establecido 5 rasgos de personalidad que en su gran mayoría son desarrollados en la primera infancia. Estos son: extraversión, apertura al cambio, responsabilidad, amabilidad y estabilidad emocional. Está comprobado que dichos rasgos tienen una alta relación con el éxito y la satisfacción en la vida. Basado en ello, Hilos de Colores definió las competencias a formar en nuestros niños.
Estas competencias le permite a los niños desarrollar habilidades que les permiten acercarse al conocimiento. Pues con autonomía y liderazgo van elaborando significados importantes en su desarrollo educativo de acuerdo con sus experiencias.
En Hilos de Colores nos inspiramos en la filosofía Reggio Emilia, y en coherencia con ello, privilegiamos el aprendizaje activo, incidiendo en las certezas y curiosidades del niño, por encima de currículos o programaciones académica, a través de una relación estrecha docente-alumno que se construye en un ambiente de confianza entre ambos.
Confianza que permite a los niños expresar libremente su asombro, a través del cual transmitimos el conocimiento y formamos seres humanos que no temen preguntar, explorar, crear a través de sus sentidos, establecer relaciones con los demás niños, arriesgarse o errar.
El aprendizaje se basa en adquirir experiencias, por lo cual es importante que los niños se sientan motivados a trabajar en grupo para resolver problemas, jugar solos o compartir con otros. Para ello, facilitamos gran variedad de herramientas y un espacio acogedor que resulta estimulante.
Para crear dichas experiencias, facilitamos contextos educativos y talleres artísticos con diferentes espacios en los que los niños rotan durante la jornada en el jardín, estimulándolos para que investiguen y participen de manera libre en el desarrollo de las actividades.
Para conseguir este clima en las aulas, las paredes son de color blanco para brindar sensación de calma, y decoradas con objetos creados por los mismos niños, los padres y las docentes, en su mayoría con papel reciclable.
En cada aula, contamos con un máximo de 15 niños y dos docentes, lo que nos permite asegurar una educación personalizada que reconoce las particularidades de cada proceso de aprendizaje.
En palabras de Loris Malaguzzi, “se trata de hacerlos ricos en potencial, fuertes, poderosos y competentes”. Por eso para nosotros, el centro tiene el compromiso de escuchar atentamente la voz de los niños, para lograr su participación activa en la construcción de su propio aprendizaje.